Probablemente muchas personas desconozcan la diferencia entre ir a un»psicólogo» o ir a un «psicoterapeuta» y en qué momento consultar a cada uno de ellos. En este artículo te hablaré acerca de las diferencias y de la importancia de saber escoger al especialista adecuado.
Hoy en día, muchas personas aún mantienen la creencia de que sólo las personas con comportamientos atípicos o patologías psiquiátricas deben acudir a un psicólogo. Y muchas veces cuando tenemos un malestar físico, un síntoma de ansiedad o estrés, la primera persona que buscamos es un médico o un psiquiatra o tomarnos unos días de descanso… Pero hacer esto ¿realmente soluciona?
¿Quién es el psicólogo y cuándo acudir?
Un psicólogo está licenciado en psicología y puede realizar diagnósticos, asesoramiento, apoyo psicológico y ciertas intervenciones. Si necesitas mejorar tu calidad de vida, tu trabajo, tus relaciones con otras personas o contigo mismo, como también alcanzar algún objetivo que tengas en mente, un psicólogo perfectamente te puede beneficiar.
Si necesitamos manejar mucho estrés o una ansiedad que se ha disparado, el psicólogo diagnosticará y derivará, en caso de ser necesario, con algún profesional especializado.
Un psicólogo nos ayudará a manejar casos de estrés y situaciones donde sintamos un bloqueo y que no estemos siendo capaces de resolver. Por tanto, un psicólogo interviene en dificultades, que si bien nos trae sufrimiento, esta dificultad aún no se ha vuelto incapacitante.
¿Quién es el psicoterapeuta y cuándo acudir?
Es un psicólogo o médico-psiquiatra que ha asistido a un postgrado para especializarse en una de las escuelas de psicología clínica, por tanto, es quien ha adquirido conocimientos, protocolos y herramientas para intervenir en patologías graves y severas.
A diferencia del psicólogo que ofrece asesoramiento y apoyo, el psicoterapeuta puede trabajar en el síntoma y en la patología invalidante. Por tanto, tiene un mayor abanico de herramientas para poder intervenir en el problema.
Todas las herramientas y técnicas que son utilizadas dependen del modelo teórico y formación y si bien, hay modelos clínicos que se especializan en ciertos trastornos, a nivel general, se interviene en fobias, trastornos del ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, depresión, trastorno por estrés postraumático, duelo, obsesiones, compulsiones, ideas delirantes, entre otros. Pero también cuando la persona tiene un sufrimiento psicológico, un malestar emocional, como también conductas y pensamientos que no logra manejar.
Y entonces… ¿Cuál es la diferencia entre un malestar y una patología?
Nardone en el libro «Ayudar a los padres para ayudar a los hijos», dice que una dificultad es un malestar o un problema que produce sufrimiento y genera dificultad en el individuo, como también dificultad para alcanzar algunos objetivos que la persona se propone. En cambio, el trastorno surge cuando este malestar ya se ha vuelvo completamente invalidante y crónico, cuando el individuo presenta una serie de síntomas de los cuales no puede liberarse y que lo invalidan totalmente para cumplir con los objetivos que se propone.
Por tanto, la persona que tiene una dificultad, es recomendado que asista en una primera instancia con un psicólogo, en cambio, una persona que tiene una serie de síntomas que no está pudiendo manejar, y que le están impidiendo concretar cosas en su vida, pueda asistir a un psicoterapeuta especializado.
Referencia
Nardone, G. & CTS. (2015). Ayudar a los padres a ayudar a los hijos. Editorial Herder.