Llega a consulta una chica de 14 años, por debajo de los 40 kilos. La madre nutricionista explica que está todo el día con ella intentando convencerla e insistiéndole que la comida no la haría engordar y que esto la tenía muy agobiada, el padre psiquiatra, accedía a todas las peticiones de su hija, para que de este modo, ella intentará comer y subir algo de peso, estás demandas que hacía su hija cada vez eran mayores y no resolvían el problema.


Se le pide a la hija que salga ya que se ha observado algo extraño en su madre y que es necesario indagar. Esto se hace para que crear un impacto en la hija. Luego se les explica a los padres que, «de las mejores intenciones a menudo surgen los peores resultados». Es decir, las intervenciones que ellos habían estado haciendo estaban agravando el problema.


Luego, se persuade a los padres para que hagan una estrategia aparentemente extravagante. Se le pide a la madre que exprese su malestar frente a su hija y que los doctores la han diagnosticando con depresión severa, se le dice que no será difícil para ella ya que se puede observar su malestar emocional por la situación. La madre afirma que realmente se siente mal por la situación y expresa que lo hará. Al padre se le pide que busque un momento para acercarse a su hija y que le diga: «Siento decirte que, desgraciadamente, mamá ha entrado en un estado patológico y, por lo tanto, tengo que advertirte que, muy probablemente, reaccione con agresividad y te rechace porque cree que eres la responsable de su estado»


Luego, se le pide nuevamente la hija entrar mientras la madre sale de manera distante, se le explica a la hija que la madre ha entrado en un periodo de crisis depresiva y ha empeorado mucho y que tal vez en los siguientes días vea un rechazo por parte de ella. La joven muy triste dice que hará lo posible para ayudar a su madre a condición de que ella no se aleje.


Luego de 15 días vuelve la familia, los padres se muestran con una sonrisa en el rostro, la hija engordó dos kilos, volvió a comer en la mesa junto a ellos, había comenzado a juntarse con sus amigos. La madre expresa que le vino muy bien expresar el malestar frente a su hija, que necesitaba desahogarse y le ayudo a liberar toda la tensión que había acumulado, y que ella se había acercado más al padre mostrado preocupación por ella.


Cuando se hace pasar a la hija se le felicita, ella muestra interés en continuar ayudando a su madre y en continuar por la misma dirección. Luego de dos meses la chica había recuperado su peso y su vida interpersonal, estableciendo una relación de sana complicidad con sus padres.


De este modo, se intervino sobre el modelo de interacción patógeno transformándolo en uno terapéutico, de una situación de sobreprotección de la madre hacia la hija se pasó de una protección de la hija hacia la madre, esto destruye por completo el sistema de interacción que estaba creando los problemas a uno nuevo, basado en una sana complicidad familiar.

Para leer el caso clínico completo por favor leer el libro: Más allá de la anorexia y la bulimia (2004), capítulo 4.

Observación

Siguiendo una lógica estratégica, se busca el punto clave, haciendo «palanca» en el lugar indicado, para modificar una interacción disfuncional que causa sufrimiento en la familia. Esta modificación se orienta hacia una interacción basada en una «sana colaboración» y una clara diferenciación de roles familiares. De este modo, el cambio ocurre sin necesidad de intervenciones largas y costosas. Una vez desbloqueado el problema, se avanza a las fases de consolidación y seguimiento, con citas cada vez más espaciadas, incluso con intervalos de un año o dos años en casos más complejos. De esta manera, se asegura la eliminación del síntoma y la creación de una realidad en la que el problema ya no surge en la persona de manera definitiva.


La terapia breve estratégica evolucionada demuestra que una intervención enfocada en disminuir los síntomas asociados al problema, así como en cambiar la percepción de las personas para que sus soluciones intentadas alimenten la solución en lugar del problema, en este caso, las soluciones de los padres de la paciente, hacer esto no solo es capaz de resolver rápidamente, sino que también devuelve al paciente y, en este caso a la familia, la confianza, la seguridad y el control sobre lo que sucede. Cuando el ojo clínico está muy entrenado es capaz de observar que una simple intervención es capaz de hacer mucho más que una intervención compleja.


Y es que como decía Ockham «Todo lo que puede hacerse con poco, inútilmente se hace con mucho». En otras palabras, evita el riesgo de matar mosquitos con balazos o al revés, de curar una gran herida en el brazo con un pequeño parche curitas.

Referencia

Nardone, G. & Valteroni, E. (2018). La anorexia juvenil. Editorial Herder.

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