Los terapeutas breves estratégicos, desde la primera sesión, observamos si la persona que viene a consultarnos tiene un problema que resolver o, más bien, es un hecho que no sabe gestionar, ya que «si hay un problema, también hay una solución». Si se trata de un hecho que no se puede cambiar o modificar, lo ayudamos a que gestione mejor sus emociones, de una manera eficiente y eficaz.
En caso de tratarse de un problema, con una serie de síntomas específicos, como por ejemplo: miedo a morir o perder el control, taquicardia, sudoración, falta de aire, etc., activamos el protocolo correspondiente para los ataques de pánico.
¿Pero qué ocurre cuando no hay una patología específica?
Cuando hay un problema ya sea de cualquier tipo pero que no se trate de un trastorno con una serie de síntomas, utilizamos el «Problem Solving Estratégico», que es un modelo original desarrollado por Giorgio Nardone y sus colaboradores. Este modelo de resolución de problemas se puede utilizar en distintos contextos, incluso en contextos deportivos, empresariales y educativos, entre otros.
¿Cuáles son las fases del Problem Solving Estratégico?
Definir el problema
Lo primero que hacemos es analizar todas las características que tiene el problema, concretamente preguntamos qué sucede, cómo sucede, dónde sucede, cuándo sucede, con quién sucede, desde cuándo sucede. Debemos examinar y analizar el problema desde sus múltiples perspectivas antes de acercarnos a una solución. De esta forma, propiciamos el descubrimiento de aspectos del problema no vistos anteriormente.
Es mejor dedicar más tiempo al principio para ahorrar tiempo y energía después, como nos recuerda Nardone con la antigua estratagema «partir después para llegar antes» o como decía Napoleón «como tengo mucha prisa, voy muy despacio«.
Determinar y acordar el objetivo
Del mismo modo que cuando uno toma un taxi le da la dirección a la persona que conduce, debemos ver hacia dónde iremos. Nos preguntamos: ¿qué tendría qué suceder para decir ya no necesito un psicoterapeuta?.
De esta forma, vamos acordando objetivos claros, concretos y posibles de realizar.
Evaluar las soluciones intentadas
Una de las grandes premisas del Instituto de Investigación Mental de Palo Alto en California (MRI) es el de solución intentada, es decir, analizar todas las soluciones, reacciones, intentos de hacer algo, o no hacer nada, para resolver el problema y que no han funcionado, ya que como nos recuerda Watzlawick, Weakland entre otros: si algo no resuelve, no sólo mantiene el problema en el presente, sino que también, lo alimenta aún más.
Una solución que funcionó en el pasado pudiera no necesariamente funcionar en el presente, o una solución que ayuda «un poco» o a sentirnos «mejor», si no está resolviendo completamente y a largo plazo, pudiera estar empeorando aún más las cosas. Como decía Oscar Wilde, «de las mejores intenciones, a menudo suceden los peores resultados«.
Esta fase no sólo nos ayuda a detectar qué es lo que no está funcionando para comenzar a aplicar algo diferente, sino que también, nos ayuda a potenciar lo que si ha tenido éxito.
La técnica del cómo empeorar
Además de la técnica anterior, no solo basta con ver lo que no está funcionando, sino que también, debemos observar que cosas, si fueran llevadas a cabo, podrían empeorarlo todo aún más. Nos preguntamos «si quisiera voluntariamente empeorar mi situación en vez de mejorarla, qué haría o dejaría de hacer, qué diría o dejaría de decir, etc.» y hacer un listado de esto.
La técnica del cómo empeorar, como nuevamente nos recuerda Nardone proviene de la antigua sabiduría de las estratagemas: «Si quieres enderezar algo, primero aprende todas las maneras de retorcerlo aún más».
La técnica del escenario más allá del problema
Luego debemos comenzar a fantasear con el escenario que está más allá del problema y comenzar a traerlo al presente. Para esto nos vamos preguntando: ¿cómo sería mi realidad si el problema ya estuviera resuelto?, ¿qué cosas serían diferente?, ¿qué señales habrían? ¿cómo lo notaría? ¿qué cosas estaría haciendo? ¿si ocurriera un milagro durante la noche, y todos los problemas que me trajeron aquí se resolvieran, al otro día como lo notaría?
Esto nos permite ir seleccionando objetivos más realistas y los posibles efectos que pudieran surgir como resultado del objetivo.
La táctica de los pequeños pasos
Esta táctica nos advierte que para desbloquear una situación problemática es mejor comenzar por el cambio más pequeño pero concreto que podamos lograr, ya que «incluso el viaje más largo comienza con el primer paso«.
Pero si aún es oscura la ruta a seguir, y no se sabe por cuál paso comenzar, aplicamos la técnica del escalador.
Técnica del escalador
Del mismo modo que los montañistas especializados en subir altas montaña trazan primero la cima y desde ahí van trazando la ruta y todas las etapas hasta su punto de partida. Nosotros utilizamos el objetivo acordado como la cima de la montaña y luego visualizamos que tendría que pasar para lograrlo, esto se transforma en un nuevo objetivo que también visualizamos que tendría que suceder para que se logrará y de este modo, vamos trazando la ruta desde la cima, hasta nuestro punto de partida.
En otras palabras, vamos construyendo una secuencia de acciones o micro-objetivos a realizar acompañándonos de la táctica de los pequeños pasos.
Corregir el tiro progresivamente
En cuanto al objetivo a seguir, es importante ir ajustando el tiro al blanco progresivamente, ya que muchas veces se necesita más de una solución para resolver el problema o a veces nos percatamos que el objetivo a seguir está siendo difícil, por tanto, vamos corrigiendo y apuntando el tiro hacia objetivos más accesibles y simples. Esto nos evita el error de enfrentarnos a todos los objetivos a la vez e ir avanzando de una manera segura.
Referencia
Nardone, G. (2010). Problem Solving Estratégico. Editorial Herder.